Cuando los niños están adquiriendo los elementos de lenguaje y desarrollando sus habilidades de comunicación, la música puede ser una poderosa herramienta que los motiva a mejorar su vocabulario y aprender a usar estructuras nuevas.
Sobre todo si estás promoviendo la adquisición de un segundo idioma, aprovecha la ayuda de la música para que tus hijos disfruten más el proceso y se queden con patrones auténticos grabados en su memoria.
La música apoya el lenguaje por las siguientes razones:
1. Tiene ritmo.
Cada idioma tiene sus propios ritmos y cadencias. Las sílabas acentuadas se marcan en las canciones de forma natural.
El ritmo es pegajoso, y es mucho más factible que tu hijo aprenda a hablar con la entonación y el énfasis correctos si agarra el hábito de las canciones.
Si escoges música para practicar el ritmo de un idioma, asegúrate que tenga buenos ejemplos de la forma correcta de acentuar palabras y frases,y que tenga un buen ritmo reconocible.
Algunos ejemplos pueden ser:
- La iguana y el perezoso (ronda infantil colombiana)
- El chorrito (del compositor mexicano Gabilondo Soler Cri-Cri)
- La mona Jacinta (de la compositora argentina María Elena Walsh)
2. Es sonido auténtico.
¿Cómo suena el idioma?Las canciones (sobre todo las tradicionales) reproducen el lenguaje auténtico.
La pronunciación correcta y la entonación se pueden disfrutar a través de canciones como “El comal le dijo a la olla” del compositor mexicano Gabilondo Soler.Cuando el comal y la olla se pelean, se puede apreciar cómo suena una discusión en español.
3. Es repetitiva.
Las canciones suelen repetir el coro, dando a los niños una buena oportunidad para aprender frases y dichos. Este ejercicio les agiliza la lengua para que aprendan a hablar con más fluidez.
Cuando se está desarrollando el lenguaje, la repetición ayuda a fijar patrones de ritmo y entonación en el cerebro. Por eso los arrullos son tan efectivos con los niños más chiquitos.
Algunos ejemplos de canciones repetitivas son:
4. Sigue una secuencia.
Uno de los retos del aprendizaje de lenguaje es secuenciar objetos, personas y eventos, porque el niño tiene que tener conciencia de lo que viene atrás para vincular lo nuevo.
Las canciones “acumulativas”, que se repiten y van agregando un elemento nuevo cada vez, son buenas para practicar las secuencias y también para ejercitar la memoria mientras que los niños van hilando los elementos por la relación lógica entre sí.
Algunos ejemplos son:
5. Cuenta una historia.
Escuchar cuentos enriquece infinitamente el lenguaje en los niños, ya que les ayuda a imaginar escenarios ajenos y a conocer personajes interesantes, cada uno con su problemática.
Los niños que escuchan las historias que cuentan sus papás adquieren más vocabulario más pronto, y las historias les ayudan a internalizar valores y lecciones de diferentes culturas.
Las historias cantadas tienen aun más poder, ya que siguen con la tradición oral, que hace del cuento una fórmula de palabras y sonidos que se queda para siempre en la memoria y en el corazón.
Ejemplos de canciones infantiles que cuentan una historia son:
6. Estimula la imaginación.
La música nos llega al corazón sin el intermediario de la razón ni la realidad.Muchas canciones infantiles se basan en la fantasía y en la combinación insólita de elementos que no se ven juntos en el mundo real.
Entender lo insólito y lo ridículo es desarrollar el lenguaje en un nivel bastante sofisticado aunque se encuentran canciones así para los niños muy chiquitos, basados en la combinación de sonidos más que en la unión de ideas.
Los niños están llegando al dominio de un lenguaje más abstracto y maduro cuando pueden disfrutar las imágenes fantasiosas y lo imposible de canciones como los siguientes:
7. Es divertida.
La convivencia agradable con personas cercanas a los niños es clave para el desarrollo del lenguaje. Por lo tanto, en vez de poner a tu hijo en un cuarto solo con las canciones en la grabadora, es muy importante que tú estés presente, cantando, bailando y disfrutándolas con él.
Aprovecha la apertura que provoca la música para convivir con tu hijo en un ambiente relajado y compartir momentos de diversión. Y si tú tocas algún instrumento o te gusta cantar, pues ¡tanto mejor! Disfruten juntos la convivencia musical; verás los resultados en el lenguaje de tu hijo.
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