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En la actualidad, existen muchos estudios dedicados a probar la influencia que la música ejerce sobre las personas; estudios que van desde el terreno conductivo al desarrollo físico o psicológico. Centrándonos en la infancia, podemos afirmar que la música es fundamental para obtener respuestas positivas en los niños. De ahí la importancia de la música en todas las fases del desarrollo infantil.

El oído es un sentido que se desarrolla rápidamente, cuando el niño aún se encuentra en el útero materno. En el quinto mes de embarazo, el oído del bebé, que estructuralmente es comparable al de un adulto, ya está inmerso en un mundo sonoro formado por los sonidos del latido del corazón de la madre, movimientos intrauterinos, voces, música, etc.

La música es emoción, «el movimiento e impulso» del ser humano. Las emociones nos posicionan en nuestro entorno y son los pilares básicos sobre los que forjamos nuestra personalidad. Las emociones y la música comparten la misma región del cerebro; ambas se encuentran ubicadas en el cortex prefrontal, por lo que la música es capaz de provocar todo tipo de sentimientos.

La música induce todo tipo de estados emocionales y siempre se ha utilizado, junto a otros estímulos (como el cine, por ejemplo), para crear un estado anímico que ayude a conseguir un fin. También nos podemos remontar a las tradiciones más antiguas y comprobar que, ya entonces, se utilizaban secuencias rítmicas repetitivas para inducir estados determinados en diversos ritos y ceremonias.

En la sociedad actual, estamos acostumbrados a que nos bombardeen constantemente con estímulos de todo tipo, la mayoría dirigidos a conseguir beneficios, como es el caso de la publicidad. La mayor parte de estos estímulos no tienen en cuenta nuestro bien ni beneficio y, por ello, se torna prioritario poner todo el empeño posible para salvaguardar nuestra intimidad y libertad de decisión, haciendo aún más hincapié cuando el público objetivo es el infantil.

La relación con los sentimientos no es el único elemento que marca la importancia de la música que escucha el público infantil. De la misma forma, también es fundamental el desarrollo mental que se produce al escuchar estructuras armónicas complejas o simplemente «diferentes», una actividad que aumenta la capacidad intelectual del oyente, incrementa el desarrollo de la creatividad y, por consiguiente, favorece el aprendizaje y el sentido crítico.

Debemos tener en cuenta que, por norma, prácticamente toda la música que consumen los niños es música con letra y, en la mayoría de los casos, se trata de la misma música que se produce para el público adolescente o adulto, con temáticas y patrones musicales muy alejados de las necesidades infantiles. Debemos ser conscientes de que los niños van asimilando esta música sin ser plenamente conscientes de lo que escuchan.

Son muchos los beneficios que se pueden obtener de escuchar música: relajar o estimular, mejorar la psicomotricidad, desarrollar aptitudes cognitivas, aumentar la capacidad de concentración y memoria, etc. Hoy en día, queda demostrado que la música es de vital importancia, incluso, en el mundo de la medicina, con resultados muy positivos. Por todo ello, queremos recordar que la música es una herramienta fundamental para padres y educadores en general, ya que es el mejor vehículo para transmitir cualquier tipo de aprendizaje de forma lúdica.

Este artículo ha sido escrito por Esmuki

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