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un niño especial

Por Mirna Trancoso Hernández

TIJUANA, Baja California. «Julio” tiene actualmente 15 años de edad, es originario y residente de la ciudad de Tijuana, vive con sus padres, estudia 3º año de secundaria.

Fue la madre del paciente quien solicitó una consulta de primera vez para su hijo, ya que le preocupaba que no tuviera amigos y ella sentía que no era feliz. “Julio” mencionó que a él no le importaba que no le hablaran porque eran muy “tontos e inmaduros”.

La madre relató que había tenido problemas para embarazarse y fue hasta después de 8 años de matrimonio que finalmente lo logró; por lo tanto “Julio” fue un niño muy deseado y esperado. No hubo problemas durante el embarazo, nació por cesárea porque ya tenía los 9 meses y la madre no tuvo trabajo de parto. En el desarrollo relató que se tardó en hablar y era muy caprichoso e intolerante, si algo no le gustaba se ponía a gritar y a hacer rabietas.

Los padres aceptan que lo sobreprotegían y le concedían todo lo que quería, por lo que pensaron solo era berrinchudo porque estaba muy consentido.

Desde pequeño observaron que no le gustaba jugar con los niños de su edad, pero lo atribuían a su condición como hijo único, estaba acostumbrado a jugar solo y a estar con adultos. A los 5 años lo llevaron con una terapeuta de lenguaje porque no pronunciaba bien las palabras y fue la primera vez que les comentaron que su hijo tenía “rasgos autistas”, por lo que deciden llevarlo a la Ciudad de México con un especialista; meses después, posterior a varias valoraciones, pruebas psicológicas y algunos estudios les dijeron que tenía Síndrome de Asperger.

Los padres no podían aceptar ese diagnóstico y regresaron a la ciudad de Tijuana, no querían que les hablaran de “una etiqueta diagnóstica”, pero si aceptaron que necesitaba terapias de lenguaje y sicomotricidad.

Al iniciar la primaria no tuvo problemas de aprendizaje, aunque se distraía mucho en clase y se aburría, tenía buenas calificaciones, las únicas notas bajas fueron en deportes y actividades grupales las cuales no le gustaban; prefería leer libros, como de historia y ciencias naturales, pero sus favoritos siempre han sido sobre dinosaurios.

Los padres lo describían como muy serio, a los maestros les llamaba la atención que no platicaba con nadie ni jugaba con ningún niño en el recreo, porque decían que “era muy acidito en sus comentarios y utilizaba palabras raras”.

“Julio” comentó “lo que pasa que a la gente no le gusta que le digan la verdad, prefieren escuchar mentiras y yo no soy mentiroso”. Al hablar usa palabras que los demás niños no entienden y cuando le hacen alguna broma, o le hablan en doble sentido tampoco lo entiende porque toma todo muy literal. Hasta su forma de vestir es muy peculiar, parece como “un adulto chiquito” siempre usa ropa formal.

ANÁLISIS DEL CASO

«Julio” estuvo en tratamiento de rehabilitación desde la infancia, pero actualmente los padres se preocupaban porque no tenía amigos y era sujeto a burlas, por lo que los principales objetivos de tratamiento fueron: mejorar sus habilidades sociales como presentarse, iniciar conversaciones, hacer cumplidos, dar las gracias, unirse al juego, cooperar y compartir; también identificar y expresar sentimientos de forma apropiada.

Los padres acudieron al taller para padres de niños con Síndrome de Asperger y “Julio” ha estado en tratamiento en sicología del Hospital de Salud Mental desde hace 2 años, en la última sesión le comentó a la psicóloga que hizo una fiesta para celebrar su cumpleaños número 15; invitó a todo el grupo y la mayoría asistió.

Este síndrome también conocido como de los pequeños profesores es un trastorno que se caracteriza por problemas en el desarrollo de las destrezas sociales y del comportamiento. En el pasado, muchos niños con estas características fueron diagnosticados con autismo, ya que tienen ciertas similitudes, aunque también tienen diferencias importantes. Por dicha razón, los niños que se sospecha tienen estas condiciones requieren una evaluación cuidadosa por profesionales calificados.

La mayoría de los niños con asperger tienen inteligencia normal o superior a lo normal, generalmente articulan palabras a la edad de 2 años, pero sus patrones del habla pueden ser algo raros, presentan dificultad en la interacción con sus pares, tienden a ser solitarios y pueden demostrar comportamientos excéntricos. Un niño con estas particularidades, por ejemplo, puede estar por horas cada día preocupado contando los carros que pasan en la calle o mirando sólo el canal del tiempo en la televisión.

Las dificultades con la coordinación son también comunes por lo que con frecuencia son malos en los deportes. Pueden tener además otros trastornos psiquiátricos incluyendo la depresión, trastorno por déficit de atención, esquizofrenia y trastorno obsesivo compulsivo.

Los siquiatras de niños y adolescentes tienen el entrenamiento para evaluar los trastornos del desarrollo como el autismo y el mismo asperger. Ellos también pueden trabajar con las familias para diseñar programas de tratamientos apropiados y efectivos. Actualmente, el método más efectivo envuelve una combinación de sicoterapia, educación especial, modificación del comportamiento y apoyo para las familias. El resultado para estos pequeños es generalmente más prometedor que para aquellos con autismo.

Debido al alto nivel de funcionamiento intelectual, muchos de estos niños terminan la preparatoria y asisten a la universidad. Aunque los problemas con la interacción social y la percepción persisten, ellos pueden también desarrollar relaciones duraderas con la familia y los amigos.

Este es un espacio compartido con el Hospital de Salud Mental de Tijuana.

 www.hospitalmentaltijuana.com

Nota Original de frontera.info

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