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Por César Mendoza | @terapiamusical

Durante la jornada de terapia musical para pacientes con alzhéimer, el equipo de  Otilca, ha demostrado que la música es una de las pocas armas que tienen los terapeutas para hacer frente al avance de esta enfermedad, a pesar del desastre que se provoca en el cerebro y, en particular, en la memoria, una gran parte de los enfermos diagnosticados conservan sus recuerdos musicales aún en las fases más tardías. Porque nos afianzamos en recomendar la terapia musical en estas personas, y más aún, combinarla con la Biodanza. Simplemente porque  : la música es guardada en áreas cerebrales diferentes de las del resto de los recuerdos.

 alzheimer

Estamos claros que el Alzheimer es la forma más común de la demencia, es un término general para describir la pérdida de memoria. Esta enfermedad es una crisis que amenaza a la comunidad latina en un 70% . Pero un grupo de científicos alemanes ha descubierto que existe algo en nuestro cerebro tan poderoso, que incluso esta enfermedad no puede con ello son los recuerdos musicales. Según los hallazgos del Instituto Max Planck de Neurociencia y Cognición Humana de Leipzig (Alemania), los recuerdos relacionados con la música son almacenados en áreas cerebrales diferentes de las del resto. Por eso, están protegidos del daño que causa la enfermedad. Para concluir, los investigadores analizaron el cerebro de 30 individuos sanos a los que se les permitio escuchar gran número de canciones alemanas de finales de los años 70. Con el objetivo de despertar el recuerdo de las melodías, mientras se medía la actividad cerebral. Así se descubrió que las áreas en las que se encuentra esta información son el giro cingulado anterior, situado en la zona media del cerebro, y el área motora presuplementaria, ubicada en el lóbulo frontal. Estas zonas no son las mismas que se activan cuando ponemos en funcionamiento la memoria episódica, la semántica o la autobiográfica. Es decir, cuando recordamos algo de nuestro pasado o nos hacemos conscientes de algún tipo de conocimiento. En una segunda fase del experimento, se analizó el cerebro de varios enfermos de Alzheimer, para ver si las zonas en las que se producían los recuerdos musicales estaban tan dañadas por la enfermedad como las que tienen que ver con otros tipos de memoria. Algunas de estas pruebas consistían en medir el metabolismo de la glucosa, altamente alterado en zonas afectadas por el mal, y la atrofia cortical, otro síntoma claro de la presencia de la enfermedad. Y el veredicto fue claro: ninguna de las dos estaba presente ni en giro cingulado anterior, ni en el área motora presuplementaria. Este hallazgo valida las terapias con música para los pacientes que sufren de Alzheimer, ya que las canciones consiguen despertar recuerdos que parecían borrados, tanto por el mal como por el tiempo.

 

La emoción es la puerta de entrada al recuerdo. O dicho de otro modo, los recuerdos que más perduran son los que están ligados a vivencias emocionales intensas. La música es uno de los elementos que más acceso tiene a esas emociones y, por lo tanto, a esos recuerdos. Con esas tres premisas, distintos centros de arte terapéuticos en el mundo apuestan a la música como forma de estimular a los pacientes que padecen de la enfermedad de Alzheimer.

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