Durante más de Quine años he tratado de explicar lo que significa la Ciencia de la Música, en la cual se encuentran disciplinas relacionadas con la memoria, la percepción, la creatividad y el instrumento o medio que hace todo esto posible: el cerebro humano, desde una perspectiva neuropsicológica. Y me pregunto cada día: Cómo la música puede afectar nuestro cerebro, nuestra mente, nuestro pensamiento y nuestro espíritu. ¿Cuáles son los mecanismos fundamentales de la música? De igual manera y conociendo que los elementos básicos de cualquier sonido son el volumen, altura, contorno, duración (o ritmo), tempo, timbre, localización espacial y reverberación. Reconozco claramente que nuestros cerebros organizan estos atributos perceptuales en niveles conceptuales de mayor altura, así como un Artista plástico ordena líneas en formas, y esto incluye medida, armonía y melodía. Y alcanzo AFIRMAR que cuando escuchamos música percibimos realmente múltiples atributos o «dimensiones».
No todos saben que la Ciencia de la Música es un campo científico con pocos años de estudio, no como lo es el del cerebro. la primera aproximación la realizo MacDonald Critchley, neurólogo inglés, quien publicó en 1977 el libro: La música y el cerebro (Music and the brain). Como dato importante, este autor también escribió una biografía de James Parkinson, el primer estudioso de la enfermedad que ahora lleva su nombre.
Otro investigador (Daniel Levitin), expone que el escuchar música desencadena una cascada de regiones cerebrales activadas en un orden particular: primero, la corteza auditiva para el procesamiento inicial de los componentes del sonido. Después, las regiones frontales involucradas en procesar la estructura y expectativa musical. Finalmente, una red de regiones del sistema mesolímbico involucradas en la excitación, placer, la transmisión de opiáceos naturales y la producción de dopamina culminando en la activación del núcleo accumbens. Y el cerebelo y los ganglios basales completamente activos, presumiblemente, apoyando el procesamiento del ritmo y la medida.
Los aspectos de recompensa y reforzamiento al escuchar música parecen, entonces, estar regulados por los niveles de dopamina en el núcleo accumbens y por la contribución del cerebelo para regular la emoción por medio de sus conexiones entre el lóbulo frontal y el sistema límbico.
Desde luego este proceso de música en el cerebro no es tan mecánico, implica igualmente el procedimiento neuronal de comprender y expresarse por medio del lenguaje y contiene componentes evolutivos. De igual manera, señala la historia del cerebro en la música es la historia de una exquisita orquestación de regiones cerebrales que involucran tanto las partes antiguas como las nuevas del cerebro humano y las regiones tan alejadas como el cerebelo, en la parte anterior del cráneo y los lóbulos frontales, justo detrás de nuestros ojos. Implica una precisa coreografía de liberación neuroquímica y una recuperación entre sistemas lógicos de predicción y sistemas de recompensa emocional. Cuando disfrutamos una pieza musical, ésta nos recuerda otra música que hemos escuchado y activa recuerdos emotivos de nuestra vida. Tu cerebro en la música es todo lo relativo a las conexiones.
En conclusión, quienes a diario mantenemos estas prácticas y técnica en seres con diversidad funcional u otra enfermedad, sabemos que la medicina alternativa puede garantizar una mejor forma de vida a quienes hoy por hoy, buscan respuesta y satisfacción con del ritmo, la armonía y la melodía como fuente de esperanza de vida y garantía de alivio a su dolor.
Por César Mendoza (Terapeuta musical)