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 El cerebro es uno de los órganos más complejos del cuerpo humano. Se encarga de controlar y regular las funciones del cuerpo y a la vez es donde reside la mente y la conciencia. Este órgano tiene funciones vitales como respirar o regular el ritmo cardíaco y también otras que pasan desapercibidas como producir sueño, hambre e instinto sexual. Pero además tiene funciones como pensar, recordar o hablar. Desde la ciencia existen numerosos estudios que buscan entender este órgano para conocer mejor al ser humano. Entre esas investigaciones hay una vertiente que busca la relación que tiene la música y el desarrollo del cerebro. Se ha comprobado ya que las personas que estudian música tienden a ser mejores en matemáticas, comprensión de lectura y confianza que los que no tocan ningún instrumento. También se ha demostrado que los músicos desarrollan capacidades de concentración, atención al detalle, persistencia y la autodisciplina, elementos que le sirven a una persona tanto en la música como en cualquier otro aspecto de la vida.

Los neurólogos Limb y Braun publicaron en 2008 un estudio en el que se mostraba cuáles partes del cerebro se activaban cuando un pianista de jazz improvisaba. Descubrieron que varias zonas de la red neuronal donde se desarrolla la creatividad se activaban. Entre ellas estaba el pensamiento creativo, que permite la producción de nuevas ideas para desarrollar o modificar algo. También implica la cooperación entre redes cerebrales asociadas al pensamiento espontáneo (donde están las costumbres y los hábitos), el control cognitivo (que permite regular nuestras emociones y nuestro comportamiento para seleccionar la información necesaria para hacer algo y la memoria semántica, que es una especie de almacén donde están los conocimientos sobre los significados de las palabras y las relaciones entre estos.

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Imagen de la red neuronal que se activa al improvisar piano. Limb y Braun (2008).

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En 2015 Nina Kraus, PhD en Neurología de la Universidad Northwestern y música amateur publicó un estudio en el que mostraba que hacer música puede ayudar a mejorar las respuestas del cerebro al sonido y puede agudizar el oído y las habilidades de lenguaje. Por lo tanto, entre otros beneficios, puede mejorar la habilidad de aprender un segundo idioma.

Y este año acaba de terminar Simphony, un estudio dirigido por el Neurólogo John Iversen, quien con su equipo de trabajo estudió por cinco años el desarrollo del cerebro de 200 niños que hacen música. Buscaban principalmente establecer cuánto del cerebro es tocado por la música, qué cambia en el cerebro cuando alguien toca música, cómo era el desarrollo de los estudiantes y sus habilidades académicas. SEMANA habló con él.

SEMANA: ¿Cuál ha sido el mayor descubrimiento con Simphony?

J.I.: Simphony es parte del estudio PLING de la Universidad de California en San Diego. El objetivo es trazar el desarrollo de los cerebros de los niños. Fue un gran proyecto de cinco años y acabamos de recopilar los datos de más de doscientos niños, por lo que hasta ahora solo tengo algunas conclusiones básicas. El efecto principal de la música estaba en las mediciones de la función del lenguaje, donde los músicos eran mejores que los no músicos en la percepción y manipulación de los sonidos del lenguaje. Es un conjunto de datos muy grande y espero que, a medida que lo exploremos más profundamente, otros descubrimientos estén por llegar.

Es un tema interesante para pensar cuál es el papel de la ciencia en la defensa de la educación musical. Algunas personas pueden esperar que la ciencia presente una “prueba” final de que la música es buena para el cerebro, pero no estoy tan seguro. Ciertamente, aportaremos evidencias, pero muchos ya creen, en base a su propia experiencia, que la música es buena para los niños.

 

SEMANA: ¿Cuál es el gran objetivo que está resolviendo con su equipo de estudio?

J.I.: La mayor pregunta que esperamos resolver es comprender cómo aprender a hacer música puede afectar el crecimiento de diferentes partes del cerebro: ¿la música acelera la maduración de algunos circuitos? Luego, planeamos vincular los cambios en el crecimiento del cerebro con los cambios en las capacidades cognitivas y académicas del niño, según lo medido mediante pruebas. El objetivo más profundo es comprender cómo la individualidad de cada cerebro diferente conduce a la individualidad en las habilidades y desafíos de cada persona.

SEMANA: ¿Por qué la música es importante para el desarrollo del cerebro?

J.I.: Escuchar música, pero especialmente hacer música, requiere que muchos sistemas cerebrales trabajen juntos. Por eso consideramos que la música tiene el potencial de afectar positivamente el desarrollo del cerebro. Esto no significa que solo la música es importante para el desarrollo, ya que otras actividades también contribuyen su desarrollo. Pero la música es una de las actividades más completas para poner a funcionar sus redes neuronales. Además de las habilidades musicales, hay cada vez más pruebas de que la música, y de nuevo, especialmente aprender a tocar un instrumento, confiere beneficios duraderos a la capacidad de escuchar detalles finos del lenguaje, la capacidad de prestar atención y los beneficios de la autoestima, la eficacia, y confianza. Estas son habilidades que van más allá de la música.

SEMANA: ¿Hay algún género musical mejor para el cerebro que otro?

J.I.: Hace algún tiempo se decía que la música de Mozart era especial, y que escuchar música clásica podía hacerte más inteligente. Esto ha sido refutado ahora y resulta que cualquier música puede despertar el cerebro y conducir a un mayor rendimiento en algunas pruebas. No creo que un género sea mejor que otro, pero es de esperar que la intensidad de la búsqueda de habilidades de desempeño sea un factor importante. Realmente, no hay una sola cosa llamada ‘Música‘, pero los diferentes géneros tienen diferentes reglas y fortalezas. Los diferentes géneros le enseñarán cosas diferentes: los músicos clásicos pueden ser excelentes lectores, por ejemplo, mientras que los músicos de jazz pueden tocar de oído y ser excelentes improvisadores.

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SEMANA: Si ya se ha probado que la música trae tantos beneficios, ¿por qué cree que en los programas escolares de varios países todavía no se le dé tanta importancia?

J.I.: Esto es una realidad y un problema en muchos países del primer y del tercer mundo. En los colegios parece que es más importante una clase de matemáticas que de música o arte. Y creo que estos estudios ayudan a dar luces a la comunidad de profesores sobre la importancia de replantear los currículos. También para que los padres apoyen y promuevan el hacer música de sus hijos.

SEMANA: ¿Qué lo llevó a estudiar la relación entre la música y el cerebro?
John Iversen:
 Yo también soy músico y empecé a estudiar el cerebro en la universidad. Luego fue natural combinar estos dos intereses. Como baterista estoy fascinado por entender cómo el ritmo puede tener un efecto tan poderoso en las personas y cómo nuestro cerebro entiende los ritmos. Pero no soy el único, en general, muchos neurólogos usan la música para estudiar el cerebro porque es una herramienta que hace funcionar en el cerebro la memoria, la emoción, la percepción y la acción.

Publicado en: www.semana.com

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