
Por último, es importante saber que los adultos debemos estar atentos a cada niño, ya que así podremos detectar cuándo es necesaria una formación musical fuera de la escuela, sea en talleres grupales de música o con el estudio de un instrumento con un maestro particular.
En todos los casos los estudios deben ser lúdicos y placenteros, recordando que aún son niños. Pero sobre todo, la decisión de enviarlo a clases particulares deberá darse sin condicionarlo ni obligarlo a ello, observando que el niño se incline particularmente por la música o disfruta de ella.
Hay actitudes que ayudan a detectar a un niño con estas inquietudes:
- canta con frecuencia y espontáneamente
- le llaman la atención las intervenciones musicales en programas de televisión
- le gustan los espectáculos musicales
- memoriza fácilmente melodías o canciones
- dibuja situaciones musicales
- pide instrumentos o música
- inventa canciones, o juega a que es músico o cantante
Si bien esto no es determinante, es un llamado de atención para consultar con maestros de música de la propia escuela, empezar a asesorarse sobre lugares donde se dictan estas clases y talleres, y las diferentes propuestas para cada edad. Finalmente, ofrecerle la oportunidad de probar asistiendo a alguno de ellos, y dejar que él mismo decida si quiere seguir tomando lecciones.
Publicado en componemos.com