Un estudio realizado en Finlandia muestra los efectos biológicos y moleculares de esta práctica
Según un nuevo estudio realizado en Finlandia, escuchar música clásica mejora la actividad de los genes implicados en la secreción y el transporte de dopamina, la neurotransmisión sináptica, el aprendizaje y la memoria. También reduce la expresión de los genes que median en la neurodegeneración.
Aunque escuchar música es común a todas las sociedades, los efectos biológicos y moleculares de escuchar música son bastante desconocidos. Se trata de una función cognitiva compleja del cerebro humano, que se sabe que induce varios cambios neuronales y fisiológicos.
Un grupo de investigación de la Universidad de Helsinki (Finlandia) ha estudiado cómo afecta escuchar música clásica a los perfiles de expresión génica de personas con y sin experiencia musical. Todos los participantes escucharon el Concierto para violín n.º 3 en sol mayor, K. 216.
Escuchar música mejoró la actividad de los genes implicados en la secreción de dopamina y el transporte, la función sináptica, el aprendizaje y la memoria.
Uno de los genes más sobrerregulados (cuya expresión aumenta al escuchar música) regula la proteína alfa-sinucleína (SNCA), es un gen relacionado con el riesgo de enfermedad de Parkinson, que se encuentra en la región más fuertemente vinculada a la aptitud musical. También se sabe que SNCA contribuye al aprendizaje del canto en los pájaros cantores.
«La regulación de varios genes que se sabe que son responsables del aprendizaje del canto, y del canto en sí, en los pájaros cantores sugiere un fondo evolutivo compartido de la percepción del sonido entre las aves vocalizadoras y los seres humanos» explica Irma Järvelä, líder del estudio, en la nota de prensa de la universidad, recogida por AlphaGalileo.
En contraste, escuchar música infra-regula (reduce la expresión de) genes asociados con la neurodegeneración, lo que indica un papel neuroprotector de la música.
«El efecto sólo fue detectable en los participantes musicalmente experimentados, lo que sugiere la importancia de la familiaridad y la experiencia en los efectos inducidos por la música», subrayan los investigadores.
Los resultados dan nueva información sobre los antecedentes genéticos moleculares de la percepción y la evolución musical, y pueden aportar más conocimientos sobre los mecanismos moleculares que subyacen a la musicoterapia.