Una de las primeras mártires que registra la historia del catolicismo es Santa Cecilia, quien se cuenta que en pleno lecho de muerte cantaba parafraseando el Salmo LXX: “Que mi corazón y mi carne permanezcan puros, oh Señor, y que no me vea defraudada en tu presencia” y a partir de estos hechos siempre fue relacionada con la música. Según las investigaciones realizadas durante el papado de Pascual I (817-824) la mártir Romana se refugió siempre en la música sorprendiendo a sus opresores con el amor hacia ésta manifestación artística, lo que les hizo concluir que la música le daba fortaleza, dejando sin efecto las crueldades a las que era sometida.

Aprovecho la ocasión para felicitar a todos mis colegas músicos y muy especialmente a los que pertenecen a la gran familia Otilca, para todos un mensaje de amor y esperanza para que la madre música, nos mantenga unidos con la llama viva del querer hacer las cosas bien y de llevar la alegría de los sonidos a quienes más lo necesitan.
¡Feliz Día del Músico!
Samuel González Castrillo
Director de Otilca