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Los otilqueanos u otilqueños como cariñosamente se les conoce, son todos aquellos individuos que viven en la ciudad cultural de Otilca, hermosa localidad fundada hace 6 años y que está enclavada frente al mar de Margarita en el Oriente venezolano. Por sus calles pululan una gran cantidad de otilcantantes y otilquejecutantes que desde muy pequeños aprenden las entramadas líneas y espacios de su principal deporte denominado Pentagramabol. Las casas en la Otilca no tienen puertas, sino escaleras con las cuales dejan por debajo cualquier obstáculo que quiera detener su empuje y apagar sus sueños.

Según cuentan, los otilqueños practican la Otilquería, una especie de conjuro para doblegar el desánimo y triunfar en tiempos de crisis. Ellos no creen en la suerte directa, sin embargo están muy conscientes de una frase de Thomas Jefferson que dice: “Mientras más trabajo más suerte tengo”. Por otra parte, su principal religión es el Otilqueanismo, cuya palabra proviene del griego Otilcus. Dicha religión, es de carácter monoteísta puesto que su fe reside en un solo Dios, Otilqueo, el Dios de la música en Otilcalandia. Un hecho muy curioso, es que para todos los extraños a esta ciudad,  la Otilca es la Orquesta Típica Luisa Cáceres de Arismendi quien fue una sin par heroína ícono de la guerra de la independencia venezolana.

Actualmente, entre los sitios más visitados de Otilcalandia se encuentran: La Plaza de las Corcheas, en donde se pueden oír ricas retretas con la sincopada rítmica del estado Nueva Esparta; el Museo de las Partituras, que guarda los archivos más preciados del Otilcólogo mayor, profesor Samuel González y el Castillo de los Instrumentos, en donde cada otilqueño se prepara diariamente en las difíciles artes de los siete sonidos, llámese: Dotilca, Reotilca, Miotilca, Faotilca, Soltilca, laotilca y siotilca. En resumen; su medio ambiente es la armonía, su clima se mide por el grado de amistad, su arquitectura va más allá de la cima, su economía se basa en las acciones en pro del logro y su gobierno no haya que hacer con la Otilqueanitis; sana enfermedad que ataca a todo aquel que se enamora de la Otilca y que promete convertirse en una pandemia regional para bien de la cultura.

ENSAYANDO CON LAS LETRAS

Ángel Marino Ramírez

Twitter: @profesormarino

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