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La Palabra

Hay una gran diferencia entre el ser y el hacer. Entre lo que digo y lo que hago. Tantas veces nos llenamos de palabras y quizás logramos ser efectivos, mas no asertivos. Deseamos que acepten nuestra posición pero no somos capaces de intentar comprender lo que el otro trata de explicarnos.

El acto de habla materializa la posibilidad de expresar y esa enunciación tiene una connotación lingüística. Posee un sentido, un para qué y un porqué se dice. Es así como podemos solicitar información, ofrecer disculpas, mostrar indiferencia, manifestar agrado o desagrado, amenazar, invitar, rogar, etc. Al expresarnos no sólo designamos acciones sino también las realizamos. La emisión del enunciado puede realizarse en forma oral o escrita, siempre y cuando se lleve a cabo la realización de una acción mediante palabras.

Al comunicarnos nuestra expresión va acompañada de una gran carga emocional que implica ciertos grados de subjetividad. De esta manera, cuando interactuamos las palabras tienen una serie de elementos afectivos que nos permiten participar en la sociedad y no sólo describir el mundo desde afuera. Por ello, es necesario que se den las circunstancias apropiadas al momento de proferir una frase. Esto evita la ambigüedad y los malos entendidos. Hay que distinguir entre lo que se dice y lo que se implica.

Según expresa John Austin, en su obra póstuma ¿Cómo hacer cosas con palabras? (1965), un acto de habla consta de tres niveles elementales:

  • Acto locutivo: Consiste en decir algo.
  • Acto ilocutivo: Lo que se realiza al decir algo.
  • Acto perlocutivo: Son los efectos o consecuencias que se producen.

Este autor distingue dos tipos de actosde habla:

  • Directos: Cuando se expresa directamente la intención.
  • Indirectos: son aquellas frases en donde la finalidad de la oración es distinta a lo que se expresa directamente.

A veces utilizamos expresiones sin medir las consecuencias que nuestras palabras puedan ocasionar. Repetimos frases que, aún cuando son vacías a nuestro entendimiento, nos parece que dan sensación de que somos letrados o distinguidos. Otras veces, decimos palabras inapropiadas sin considerar el lugar, el momento, el tono de voz. Son tantas las ocasiones en las cuales pecamos de indiscretos por no expresarnos debidamente. Olvidamos que las palabras son actos de habla; son acción.

Para nuestro insigne escritor Arturo Uslar Pietri (1974), “la lengua es mucho más que un instrumento, es el medio de pensar y entender. Quien no sabe expresarse bien no puede pensar bien. Es la precisión de la palabra empleada la que lleva la precisión del concepto y el matiz del conocimiento”.
¡Creamos tantos muros al expresarnos, que muchas veces ahogamos los sueños de otro y los nuestros, en desiertos de olvido, en mares de desesperanzas! Enaltecemos, motivamos, ayudamos y consolamos; pero también etiquetamos, marcamos y sentenciamos, la vida de seres humanos con nuestras palabras.

Procura que cuando hables tus palabras sean sutiles murmullos del silencio. Cuando digas las cosas por jactarte de ser franco cuida de no herir los sentimientos de los demás. Recuerda que las palabras son actos de habla y como tales acciones con consecuencias. El don de la palabra es complejo y es más que una simple emisión de voz.

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