He imaginado a las instituciones de mi patria como un inmenso jardín, en donde las flores de la sabiduría, los pétalos del conocimiento, los tallos de la concordia, los surcos de los inventos y el abono de una excelente organización, sea el espejo fértil que irradie a otros rincones del planeta múltiples cosechas de logros positivos.
El sueño es tan ambicioso que me he atrevido a sembrar dicho jardín con los siguientes árboles: la asertividad, la comunicación, la auto-responsabilidad, el compromiso personal y un entusiasta clima organizacional. ¡Eureka! De pronto se me vino a la mente el ejemplo de la Otilca. (Orquesta Típica Luisa Cáceres de Arismendi).
Antes de ir más allá, y siguiendo el quimérico ejercicio, usted se preguntará ¿es posible, en mi país, hacer realidad tal sueño? Pues yo creo que sí es posible. ¿De qué manera? Bueno, el secreto puede estar dentro de cada uno de nosotros pero nos hemos pasado el tiempo buscándolo fuera. Quizás es aquí, en donde el equipo de la Otilca se diferencia de otras organizaciones. Para ilustrarlo mejor, se me ocurre proponer el siguiente neologismo: “Eficaciología”, el cual nos infiere el estudio y la búsqueda de la eficiencia en pro de un objetivo. En este sentido, creo que la Otilca aplica la Eficaciología en su modo de actuar.
En vez de gritar, dialoga; en vez de mandar, acuerda posturas; en vez de impuntuales, procuran ser los primeros en asistir; en vez de andar cabizbajos y tristes, andan alegres y entusiastas; en vez de detenerse en un solo proyecto, innovan buscando nuevas tareas. Todo esto se revierte en beneficio de los niños que integran la familia musical de esta ejemplar orquesta, que llegó mutatis mutandis a señalarnos otras formas de gerencia cultural. En fin, la OTILCA está de aniversario, por ello deseo que mis letras sean la eficaciológica torta que cante sobre la piedra miliar de su pentagramado cumpleaños. Sueño cumplido.
Artículo escrito para la sección ENSAYANDO CON LAS LETRAS de la Revista Otilca edición Quinto Aniversario (Leer Revista)